El amplio léxico del mundo winelover hace que, a veces, algunos términos puedan llevar a confusión. Por eso, en este post vamos a explicar la diferencia de tres procesos del vino que, en muchas ocasiones, se confunden.
Realmente, el error más frecuente ocurre entre decantación y oxigenación ya que para los dos nos servimos del decantador.
Antes de explicar cada proceso, vamos a revelar que aireación y oxigenación es lo mismo, por lo que encontraremos estos vocablos indistintamente.
Decantación
La decantación se realiza con vinos añejos, es decir, con algunos vinos crianza, con vinos reserva y con gran reserva y para ello necesitamos un decantador.
El motivo es evitar que se viertan posos como los taninos y otros agentes que intervienen en la elaboración del vino. Y, en este tipo de vinos, es muy frecuente que se depositen en el fondo de la botella.
Pese a todo, es cierto que este proceso no es imprescindible para disfrutar del vino. Es más bien, algo estético. Ya que, normalmente, esos posos proceden de agentes que han intervenido en la elaboración del vino. Por lo que, en ese caso sí que pueden beberse.
Así que, el motivo de hacer la decantación es que hay mucha gente a la que puede producirle algo de repulsa encontrarse posos.
Para realizar la decantación hay que tener mucho cuidado. Dejar que los posos se asienten en el fondo y tener buena iluminación para detectarlos.
También es importante tener cuidado con el tiempo de decantación ya que un tiempo excesivo puede hacer que un vino se oxide y se disipen los aromas, y el vino pierda calidad, consecuentemente.
Oxigenación o aireación
En cuanto a la oxigenación, también puede definirse como trasvase o aireación del vino. En este caso se realiza con vinos jóvenes para despertarlos del letargo de la botella y animar a los aromas del vino.
La oxigenación debe realizarse con tiempo, de 1 a 3 horas antes de que se vaya a consumir el vino para disfrutarlo en todo su esplendor. Así se conseguirá el objetivo de potenciar los aromas.
Cuando, alguna vez, nos hemos encontrado con un vino joven que simula el olor a col a hervida, el motivo es la falta de oxígeno. Así que, en este caso, la oxigenación es casi obligatoria.
Hay que tener en cuenta que los vinos añejos no se oxigenan. Esto podría hacer que las propiedades organolépticas del vino se vean afectadas muy negativamente al tener un contacto excesivo con el oxígeno.
En definitiva, hay que saber y conocer el vino frente al que estamos. Así sabremos si hay que oxigenar o decantar, para evitar estropear el vino.
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